viernes, 13 de septiembre de 2013

La Huella del aire

 
La huella del aire es el título genérico de cinco documentales elaborados por la Oficina de Relaciones Sociales y Comunicación del Ejército del Aire, que muestran el trabajo diario de los componentes del Ejército del Aire.
Episodio 5 y último. Cerrando heridas. Desde hace ya más de 10 años el Ejército del Aire opera en Afganistán. Compañeros de las Fuerzas Armadas y de otros ejércitos aliados, así como los propios afganos nos hablan de la labor que allí desarrollamos.
El Ejército del Aire también está presente en Afganistán.
Allí se trabaja por la paz, junto a otros Ejércitos aliados, eslabones fundamentales de la cadena que trata de cerrar las heridas que han desangrado Afganistán, desde hace más de 30 años.
El comandante Matthews asegura que somos hermanos de sangre y que trabajar hombro con hombro en Medicina ha hecho crecer entre militares españoles y americanos una amistad duradera.
El teniente coronel Maresca opina que la relación de trabajo es muy buena entre españoles e italianos. "El funcionamiento cotidiano de esta base no ocasiona grandes problemas y es un enriquecimiento para todos nosotros".
La base de Herat es compartida también con otros miembros de las Fuerzas Armadas españolas, más compañeros que nunca cuando la misión se desarrolla tan lejos de nuestro país.
El comandante Barbancho, de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET)
nos explica que "la relación que tienen con el Ejército del Aire es proporcionarles escolta.
"Nos convertimos en el segundo helicóptero. Ellos llevan el primer helicóptero medicalizado, el helicóptero líder y nosotros les proporcionamos el apoyo necesario para llegar a las zonas".
Trabajar con los helicópteros del Ejército del Aire es muy sencillo para nosotros y es francamente fácil volar y operar entre nosotros.
El teniente Rodríguez dice que lo que hace la Guardia Civil es completar las funciones que desarrolla el Ejército del Aire y que dependen del jefe de la base de la FSB al que sirven de cápsula de protección cuando se desplaza. Asegura sentirse "como uno más".
Pero quien mejor puede hablar del esfuerzo del Ejército del Aire en Afganistán son los propios afganos".
La señora Jamshidy, afirma que "hemos recibido muchos apoyos del Ejército del Aire.
El Ejército del Aire aportar seguridad en Afganistán y colabora con nosotros en multitud de proyectos de reconstrucción.
Las mujeres del Ejército del Aire que han dejado su hogar en España para venir a Afganistán están en estas circunstancias tan inseguras que nos transmiten valor y coraje.
Agradezco de corazón, como directora de Asuntos de la Mujer en Irak el apoyo recibido por el Ejército del Aire español y deseo que esta cooperación no termine nunca".
La ayuda española en este remoto rincón de Asia central ha posibilitado historias como esta en la que la desgracia se torna esperanza gracias al esfuerzo de los hombres y mujeres.
El comandante médico Fernando Gayol cuenta que "en julio de este año recibimos a Milgueis, venía de Farao, otra localidad de Afganistán, donde había sufrido la consecuencia del ataque de un suicida que explosionó una bomba que le provocó fracturas en ambas piernas, en ambas tibias.
Le operamos inmediatamente para asegurarnos que las conservase y que sobreviviese una cirugia inicial de control de daños.
Una vez que estuvo estabilizado ya se procedió, como en estos casos, a trasladarlo al hospital infantil de Herat.
Sin embargo, allí consideraron que no existía posibilidades no sólo de conservar las piernas sino que sobreviviese, por lo que le dijeron a su familia que lo dieran por muerto.
El padre volvió aquí con nosotros y nos pidió por favor haber si podíamos hacer algo por su hijo, no tanto por sus piernas sino por su vida
Empezamos ya a hacernos cargo nosotros de él y, desde entonces, hemos realizado distintas cirugías.
El resultado ha sido sorprendente porque no sólo hemos conseguido que sobreviva, como todos Ustedes pueden comprobar, sino que hemos conseguido también conservar sus piernas, no ha sido necesaria realizar ningún tipo de amputaciones tan frecuentes aquí en Afganistán".
Esta es sólo una de las muchas historias que han jalonado los más de diez años del Ejército del Aire Afganistán.
"Si Dios quiere, continúa el comandante médico, a los cuatro meses podrá estar otra vez jugando al fútbol que es lo que le gusta a él cono esta pelota".

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