lunes, 23 de marzo de 2015

Rosetta detecta nitrógeno molecular en un cometa

La sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha detectado por primera vez nitrógeno molecular en un cometa, lo que permite acotar el rango de temperaturas en el que se formó el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.
Rosetta llegó al cometa 67P en agosto del año pasado y desde entonces ha estado recogiendo datos sobre el núcleo y su entorno con un conjunto de 11 instrumentos científicos.
Hacía tiempo que los científicos esperaban encontrar in situ nitrógeno molecular en un cometa. Hasta la fecha, sólo se había detectado nitrógeno formando parte de otros compuestos químicos, como el ácido cianhídrico o el amoniaco.
Este descubrimiento es especialmente importante, ya que se piensa que el nitrógeno molecular era la forma más común de este elemento cuando se estaba formando el Sistema Solar. En sus regiones más lejanas y frías, pudo ser la principal fuente de nitrógeno para la formación de los planetas gaseosos. Esta molécula también abunda en la densa atmósfera de Titán, la mayor luna de Saturno, y está presente en las atmósferas y en los hielos de las superficies de Plutón y Tritón, el mayor de los satélites de Neptuno.
Es precisamente en estos fríos confines del Sistema Solar donde se piensa que se formó la familia de cometas a la que pertenece el 67P/Churyumov-Gerasimenko.
Este hallazgo está basado en las 138 mediciones realizadas por el instrumento Rosina de Rosetta entre los días 17 y 23 de octubre de 2014, cuando la sonda europea se encontraba a 10 kilómetros del centro del cometa.
“La detección de nitrógeno molecular permite acotar significativamente las condiciones en las que se formó el cometa, porque se necesitan temperaturas muy bajas para que esta molécula quede atrapada en el hielo”, explica Martin Rubin, de la Universidad de Berna y autor principal del artículo que presenta estos resultados en la revista Science.
Se piensa que el nitrógeno molecular quedó atrapado en los hielos de la nebulosa protosolar a una temperatura similar a la necesaria para fijar el monóxido de carbono. Así, los científicos han podido restringir los modelos que describen la formación de los cometas al comparar la proporción de nitrógeno molecular frente a la de monóxido de carbono presente en el cometa y en la nebulosa protosolar, ésta última calculada a partir del ratio medido en Júpiter y en el viento solar.
Esta proporción resulta ser unas 25 veces más baja en el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko que en las estimaciones de la nebulosa protosolar. Los científicos piensan que este déficit podría ser una consecuencia de las temperaturas a las que se formó el hielo en la nebulosa que dio origen a nuestro Sistema Solar.
Una hipótesis sugiere que el hielo se formó a una temperatura de entre -250°C y -220°C, y el nitrógeno molecular habría quedado fijado de forma relativamente ineficiente en el hielo amorfo o en unas celdas de agua congelada conocidas como clatratos, lo que en ambos casos explicaría esta baja proporción
F.AAeroespacial

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