La tecnología y el acceso
a Internet impulsan la libertad de expresión, pero también pueden
utilizarse para violar los derechos humanos. Los eurodiputados votan
este martes 8 de septiembre un informe sobre la repercusión que los
sistemas de intromisión y vigilancia tienen en los derechos humanos en
los países terceros. La eurodiputada liberal de Países Bajos Marietje
Schaake defiende que Europa debe dar ejemplo y sus tecnologías no deben
contribuir a las violaciones de estos derechos.
Señora Schaake, ¿puede citar ejemplos en los que la tecnología europea se haya utilizado para violar los derechos humanos en países terceros?
La tecnología y el acceso a Internet han facilitado que
se recopile y difunda información sobre violaciones de los derechos
humanos. Pero también han dado lugar a sistemas concebidos, creados y
comercializados para la vigilancia a gran escala y para entrometerse en
los dispositivos de las personas sin su consentimiento. Son sistemas que
pueden extraer información de los ordenadores de las personas, de sus
teléfonos móviles, de sus ordenadores portátiles o que pueden encender
la cámara o el micrófono y grabar sin que estas personas se den cuenta. Se trata de un mercado significativo valorado en miles de millones de euros en el que operan muchas empresas europeas.
Puede usted imaginar lo que estos sistemas implican para
periodistas en países en los que la libertad y la seguridad de la prensa
no está garantizada, para personalidades
de la oposición, para los defensores de los derechos humanos, para los
activistas. Creo que es crucial que la Unión Europea lidere con su
ejemplo, y que garanticemos que las tecnologías europeas no contribuyan a
las violaciones de los derechos humanos.
¿Cómo pueden garantizarlo la Unión Europea (UE) y el Parlamento Europeo?
En primer lugar, necesitamos más información sobre lo que
estas tecnologías pueden hacer en realidad. Después, en lo que a la
legislación se refiere, no queremos reglamentar en exceso pero hay que
empezar a tomar medidas; lo que puede contemplarse en propuestas para
restringir las exportaciones o incluso la capacidad de estos sistemas.
En el informe, reclamamos más transparencia, más responsabilidades y más
concesión de licencias para estos instrumentos, de manera que no los
vendamos a regímenes opresores. También deberíamos garantizar que no se
vendan instrumentos que permitan el espionaje industrial, y que otros
actores no estatales no compren tecnología europea para usarla contra
nuestros intereses y nuestros valores.
Otra recomendación que espero que sea adoptada pero que
aún es controvertida, pide que se refuerce el uso de la codificación,
incluyendo las comunicaciones con defensores de los derechos humanos y
periodistas en países terceros.
Puede hacer clic aquí para leer más noticias del Parlamento Europeo.
En su informe reclama más coherencia entre la
actividad exterior de la UE y su política interior relacionada con las
tecnologías de la información y la comunicación. ¿Es la política interna
suficiente para garantizar que estas tecnologías no se utilicen contra
los ciudadanos europeos?
Es una discusión muy animada. En los últimos meses hemos
visto que países como Francia, que al principio se mostraron muy
críticos con lo que hicieron las autoridades de seguridad
estadounidenses, ahora han adoptado leyes que pueden saltarse los
servicios de inteligencia sin la supervisión adecuada, lo que puede ser
muy intrusivo. Hacen falta medidas más sofisticadas y específicas como
mejorar la cooperación entre los servicios de inteligencia en Europa,
incluso un servicio europeo de inteligencia, mientras que haya una
supervisión democrática y jurídica suficiente.
Hay sistemas que, cuando se usan en Europa con la
supervisión y las salvaguardias apropiadas, pueden perseguir propósitos
legítimos. Pero que nunca tendrían propósitos legítimos en países como
Siria, Sudán o Rusia.
F.PEuropeo
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