viernes, 28 de junio de 2013

A ras de fuego

La huella del aire es el título genérico de cinco documentales elaborados por la Oficina de Relaciones Sociales y Comunicación del Ejército del Aire, que muestran el trabajo diario de los componentes del Ejército del Aire.
El episodio 1 es el títulado 'A ras de fuego' y coincide con la apertura de la campaña de extinción de incendios forestales.
El alcalde de la localidad tinerfeña de Vilaflor, Manuel Fumero, narra uno de los más espectaculares siniestros forestales vividos en Canarias que fue sofocado gracias a la decisiva intervención de los Canadair del Ejército del Aire.
"Domingo por la tarde, afortunadamente no había muchas rachas de viento, pero fue cogiendo fuerza debido al gran combustible que existe dentro de lo que es el monte y en pocas horas se vió que era incontolable con los medios terrestres, sobre todo por la orografía tan fuerte que tenemos en esta parte de la isla.
Las actuaciones con los helicópteros no fueron suficientes para sofocar un incendio que ya el lunes tenía 15 kilómetros de frente y que arrasaba prácticamente todo lo que encontraba a su paso"
Manuel Fumero, alcalde de la pequeña localidad tinerfeña de Vilaflor suele pasear por las quemadas tierras que rodean aún este precioso pueblo ubicado a las faldas del Teide.
La tarde del 15 de julio de 2012 será recordada durante mucho tiempo en el Municipio.
El pavoroso incendio forestal que se desató aquel día obligó a una de las intervenciones más audaces de las aeronaves que conforman el 43 Grupo del Ejército del Aire.
"El fuego llegó prácticamente a 150 metros de las viviendas. Es más, existe un hotel rural cuatro estrellas de gran nivel en el Municipio que tenía una gran botella de propano que contenía 10.000 litros.
La onda expansiva de esa botella, si llega a estallar, afortunadamente no fue así, hubiera acabado con todo el Municipio porque rodea al hotel.
Afortunadamente no explotó pero tuvimos que evacuar el pueblo, por primera vez en la historia de este Municipio"
Aquel incendio dejó patente de nuevo la capacidad de nuestros aparatos en la lucha contra el fuego.
Las alas amarillas de nuestros C-415 se convirtieron en la mejor referencia para poner fin al infierno que se había desatado en esos parajes.
"Cuando los vimos aparecer y vimos el efecto que tenían sobre el incendio cuando llegaba el fuego a las cumbres y como atacaban de forma coordinada los tres hidroaviones que estaban actuando, pues empezamos a ver luz al final del túnel y empezamos a ver que era posible controlar el incendio, pues ya se nos estaba acercando de una manera inminente al casco del Municipio".
El duro y heróico trabajo de esos hidroaviones durante esos largos e interminables tres días consiguió salvar buena parte de la masa forestal de Vilaflor.
Manuel no ahorra palabras para expresar la gratitud de un pueblo que observa esperanzado los brotes verdes que vuelven a surgir de entre estas calcinadas laderas.
"El mensaje de gratitud y también de acercamiento para que estén ellos también felices de la actuación que hicieron, de su trabajo, porque desde esta tierra estamos también orgullosos de los profesionales que tenemos en el Ejército del Aire"
Fue un trabajo más, un servicio más en la lucha anual que el Ejército del Aire libra contra el fuego y, sin embargo, cada misión es única como únicas son las historias de los protagonistas que seguiremos descubriendo en capitulos sucesivos

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