La
Nasa lanzó esta mañana un satélite para medir el nivel del dióxido de
carbono en la atmósfera, el gas con mayor incidencia en el calentamiento
climático. El Orbiting Carbon Observatory-2 (OCO-2) despegó a bordo del
coheete Delta 2 desde la Base Aéreas Vandenberg, en California.
El exitoso lanzamiento fue un alivio para la Nasa, tras dos intentos
fallidos para colocar el satélite en órbita, en 2009 y 2011, debido a
problemas de funcionamiento en el cohete.
Un intento de lanzamiento ayer fue suspendido en el último minuto
debido a un problema con el flujo de agua del cohete. El equipo de
lanzamiento resolvió el problema registrado en el sistema de supresión
de sonido por agua en la plataforma de lanzamiento utilizado para
amortiguar la energía acústica durante el despegue.
El OCO-2 se encuentra ahora en camino para unirse al A-Train, una
constelación de otros cinco satélites internacionales para la
observación de la Tierra.
OCO-2 será la primera nave espacial de la Nasa dedicada a medir los
niveles de dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra. El
Observatorio Orbital de Carbono-2 proporcionará una imagen más completa y
global de las fuentes de dióxido de carbono naturales y humanas, así
como sus "sumideros", los procesos naturales del océano y de la tierra
por los que este gas sale fuera de la atmósfera y queda almacenado. El
dióxido de carbono, un componente crítico del ciclo del carbono de la
Tierra, es el principal gas de efecto invernadero de origen humano.
"El dióxido de carbono juega en la atmósfera un papel fundamental en el
equilibrio energético de nuestro planeta y es un factor clave en la
comprensión de cómo está cambiando nuestro clima", dijo Michael
Freilich, director de la División de Ciencias de la Tierra de la NASA en
Washington. "Con la misión OCO-2, la NASA contribuye a una nueva e
importante fuente de observaciones globales para el reto científico de
comprender mejor nuestra Tierra y su futuro."
OCO-2 operará a 705 kilómetros de altitud en una órbita casi polar. Se
convertirá en el satélite principal de una constelación de otros cinco
satélites internacionales de vigilancia de la Tierra que orbitarán cada
99 minutos, cruzando el ecuador cada día, permitiendo así una amplia
gama de observaciones casi simultáneas de la Tierra. OCO-2 está diseñado
para funcionar durante al menos dos años.
La nave espacial mostrará la distribución geográfica mundial de fuentes
y sumideros de dióxido de carbono y permitirá a los científicos
estudiar los cambios en el tiempo de manera más completa que se pueden
hacer con los datos existentes. Desde 2009, los científicos han estado
preparando el terreno para OCO-2 mediante el aprovechamiento de las
observaciones del satélite japonés GOSAT. OCO-2 sustituye a una nave
espacial de la NASA casi idéntica perdida a causa de un fallo del cohete
en febrero de 2009.
Con aproximadamente 400 partes por millón, el dióxido de carbono en la
atmósfera se encuentra ahora en su nivel más alto en al menos los
últimos 800.000 años. La quema de combustibles fósiles y otras
actividades humanas están actualmente añadiendo cerca de 40.000 millones
de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera cada año, produciendo
una acumulación sin precedentes en este gas de efecto invernadero.
Los gases de invernadero atrapan el calor del sol dentro de la
atmósfera de la Tierra, calentando la superficie del planeta y ayudando a
mantener las temperaturas habitables desde los polos al ecuador. Los
científicos han concluido que el aumento de dióxido de carbono de las
actividades humanas, por la quema de combustibles fósiles y la
deforestación en particular, ha desvirtuado el ciclo natural del carbono
de la Tierra, provocando un aumento de las temperaturas superficiales
globales y el cambio climático de nuestro planeta.
F.AAeroespacial
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