La Nasa ha
 confirmado que los restos encontrados por la sonda Mars Reconnaissance 
Orbiter (MRO) sobre la superficie de Marte pertenecen al rover Beagle 2,
 de la misión europea Mars Express del que no se tenía noticia desde que
 se posó en el planeta rojo el 25 de diciembre de 2013.
 Hasta ahora, todos los intentos por comunicar con el vehículo habían 
resultado infructuosos y no se sabía nada del rover lanzado por la 
Agencia Espacial Europa (ESA). Ni los radiotelescopios basados en tierra
 ni la Mars Odissey, la nave de la Nasa en órbita marciana desde 2001, 
habían conseguido establecer contacto con el primer rover colocado en el
 espacio por la ESA
 Los científicos de la Nasa que operan la cámara HiRise instalada en la 
sonda MRO llevaban dos años buscando a Beagle 2. Esta cámara es la única
 con la suficiente definición como para localizar objetos tan pequeños 
sobre la superficie de Marte y ha localizado  Sondas Viking lanzadas en 
los 70, y fotografiado los robots Phoenix, Curiosity y Opportunity.
 Tres imágenes captadas  por la cámara de la MRO muestran a Beagle 2 
parcialmente desplegado en la superficie de Marte poniendo fin al enigma
 de la misión Mars Express que duraba más de una década. El hallazgo 
demuestra que la secuencia de entrada, descenso y aterrizaje de Beagle 2
 funcionó y el rovera se posó con éxito en Marte en la Navidad de 2003, 
apuntó la Nasa en un comunicado.
 La nave necesitaba desplegarse completamente después de aterrizar para 
empezar a mandar información a la Tierra. "Desgraciadamente, dado el 
despliegue parcial", lamentó la agencia, "no debería ser posible 
resucitar Beagle 2 y recuperar los datos" de la sonda.
 El Beagle 2 estaba destinado a realizar experimentos para 
detectar signos de vida presente o pasada en Marte, según informaron en 
su momento los responsables de los programas científicos de la misión.
 "Sin el despliegue total, no había manera de comunicarnos con ella 
porque la antena de radio estaba bajo los paneles solares", explicó a la
 BBC el profesor Mark Sims, de la Universidad británica de Leicester, 
que formó parte del proyecto. "La causa del fallo es pura especulación, 
pero pudo ser, y probablemente fue, un tema de mala suerte, un bote 
fuerte que quizás distorsionó la estructura", o "un airbag pinchado que 
no se separó suficientemente de la sonda, entorpeciendo el despliegue", 
añadió.
F.AAeroespacial 
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